Durante 94 años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó de forma ininterrumpida el Estado de México, la entidad más poblada del país. El cuatro de junio, este estado clave, “granero” de votos, pasó a manos de Delfina Gómez, del partido oficialista Morena.
Ahora, el estado norteño de Coahuila es el último bastión del partido de centroderecha PRI, que durante el siglo XX definió el destino político del país.
Factores de la derrota electoral
“El PRI arrastra un tremendo desprestigio político, con una pésima imagen entre los ciudadanos. Poco a poco, ha perdido su capacidad de convencimiento del electorado”, sostiene, por su parte, Rogelio Hernández, politólogo de El Colegio de México.
En entrevista con DW, explica que la vieja ideología priista del nacionalismo revolucionario ha pasado casi de manera íntegra al partido Morena, arrebatándole al PRI importantes propuestas en el ámbito asistencial.
Para Nicolás Loza, uno de los factores determinantes de la victoria de Delfina Gómez en el Estado de México es la popularidad del presidente López Obrador, que “parece descansar en una muy bien construida narrativa del luchador social de avanzada edad, honesto, que enfrentó una maquinaria de corrupción y violencia, la venció y tomó las riendas de un país destruido, y que, ahora, pone las bases de un mejor futuro para los pobres”.
El sociólogo está convencido de que una deserción masiva de cuadros dirigentes de centro izquierda a los partidos Movimiento Ciudadano o PRD, así como de centro derecha, sería catastrófica para el partido.
¿Podrá renacer el PRI?
Si bien su colega Ulises Flores, profesor-investigador de la Flacso México, también habla de un debilitamiento del PRI, no descarta que esta formación pueda llegar a resurgir o renacer.
En entrevista con DW, recuerda que, tras la victoria del partido opositor PAN en las elecciones presidenciales de 2000, muchos observadores daban por muerto al PRI, que, sin embargo, volvió a gobernar el país dos sexenios más tarde.
En el caso de México, señala Flores, tanto el surgimiento de partidos políticos nuevos, como el resurgimiento de formaciones establecidas, se ha debido a caudillismos, a líderes carismáticos que atraen el voto.
No obstante, de cara a las elecciones generales de 2024, los candidatos priistas carismáticos brillan por su ausencia. Flores descarta que actualmente algún político del PRI o de las formaciones aliadas PAN y PRD “logre dar una batalla importante” en la carrera rumbo a las urnas.
Asimismo, Flores critica la estrategia de la coalición electoral Va Por México (PRI, PAN, PRD), que ha propuesto que su candidato presidencial sea elegido mediate una encuesta, juntando un millón de firmas. En opinión del politólogo, “es una de las peores ideas que se puedan concebir, porque implica un desgaste innecesario”.