Uno de los sectores donde la inteligencia artificial generativa se está colando cada vez más rápido es el educativo. Quizá porque es uno de los que más rezagos tecnológicos y administrativos enfrenta, y donde la tecnología puede generar muchas eficiencias. Hay casos de uso desde grandes universidades mexicanas que usan plataformas para gestionar, por ejemplo, su acervo bibliotecario o las inscripciones de los alumnos, hasta chatbots desarrollados por ingenieros mexicanos que ayudan a los docentes de educación básica en el engorroso proceso de sus planeaciones.
Si bien en un principio la inteligencia artificial generativa como ChatGPT preocupó a más de uno en el sector educativo con el argumento de que estos chatbots llevarían la creatividad y el pensamiento crítico de los alumnos a pique ya que éstos podrían generar sus ensayos o cualquier otro trabajo en esas plataformas, de a poco se van encontrando otros casos de uso que están moviendo la aguja de la educación más desde el lado administrativo, y los docentes son quienes más lo agradecen.
La IA se abre paso en las escuelas de Latam
De acuerdo con el estudio El futuro de la Inteligencia Artificial en educación en América Latina, elaborado por Profuturo y la Organización de Estados Iberoamericanos, “los encuestados perciben que la IA cobrará un mayor rol a futuro en todos los niveles educativos. Esto coincide con una tendencia general a la creencia de que las tecnologías cobrarán un mayor rol en la educación a futuro”. El documento refiere que la educación universitaria es donde los profesionales encuentran un mayor valor de esta tecnología y en el nivel inicial encuentran una menor relevancia.
“Interpretamos estos datos en función de tendencias actuales en la educación superior y universitaria, donde la creciente digitalización y la expansión de la educación remota están generando una mayor cantidad de datos que podrían alimentar usos de la IA. En cambio, en parte por sus características y objetivos fundamentales, en el nivel inicial la penetración de la tecnología ha sido menor y pareciera que este tipo de información está considerablemente menos disponible, lo que podría explicar esta diferencia en las respuestas de los encuestados”.