Bures-sur-Yvette, cerca de París, no sufrió los mismos daños. Sólo la fachada del ayuntamiento quedó marcada. El alcalde decidió seguir adelante con las fiestas, pero con mayor seguridad. “Nos pareció que la calma había vuelto lo suficiente como para poder organizarla en condiciones adecuadas”, declaró a Euronews el alcalde Jean-François Vigier.
En todo el país, el gobierno ha desplegado un dispositivo de seguridad excepcional para este periodo. En total, unos 45.000 policías y gendarmes, unidades de élite y vehículos blindados han sido movilizados desde el jueves por la noche y hasta el sábado por la mañana.
Fuegos artificiales cancelados por la sequía
Por último, además de la violencia urbana, la cuestión de la sequía también pesó en la mente de los representantes electos. Algunos municipios, como Estrasburgo, Nîmes y Perpiñán, decidieron cancelar sus tradicionales espectáculos pirotécnicos.
“Las autoridades prefecturales querían asegurarse de que los fuegos artificiales no tuvieran lugar cerca de zonas verdes susceptibles de incendiarse”, explica Jean-François Vigier, miembro de la junta directiva de la Association des Maires de France.
A pesar de ello, los espectáculos pirotécnicos seguirán siendo la norma en toda Francia. “Tiene que haber una razón muy válida para no celebrar este acontecimiento tan simbólico. Es el fundamento mismo de la República Francesa”, subraya Jean-François Vigier.